Entrevista de Rossyia 24 TV

Arkady Mamontov

Entrevista

a monseñor Carlo Maria Viganò, Arzobispo
ex Nuncio Apostólico en Estados Unidos de América
para Rusia 24 TV

1. Según usted, ¿qué provocó el conflicto religioso en Ucrania?

Monseñor Viganò: Permítanme, en primer lugar, agradecer a Arkady Mamontov, al doctor Dmitry Toropov y al Consejo Editorial de Rusia por invitarme a esta entrevista. Un saludo a todos ustedes y a sus telespectadores.

Al hacer un análisis de los acontecimientos sabemos que la crisis ucraniana ha sido planificada durante años, desde antes de Euromaidan. Obviamente, no fue ajeno a esta operación de cambio de régimen el Estado profundoestadounidense, a través del Departamento de Estado y de la CIA.

Quienes se movieron con tanta despreocupación interfiriendo en los asuntos internos de un Estado soberano consideraron que la cuestión religiosa era instrumental para la desestabilización interna de Ucrania, y para conseguirla se movieron, con mucha antelación, también en este frente. ¿Cómo conseguir entonces un conflicto religioso? Sencillamente, haciendo que la Iglesia Ortodoxa Ucraniana se separara canónicamente de la Iglesia Rusa y fuera considerada autocéfala.

Sabemos que en 2018 el Departamento de Estado estadounidense asignó 25 millones de dólares al Patriarca de Constantinopla como incentivo para el reconocimiento de la autocefalía de la Iglesia ucraniana en cisma de la Iglesia rusa, que Bartolomé concedió en enero de 2019. En ese momento, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo -con una injerencia en los asuntos internos de la Iglesia Ortodoxa-, expresó el apoyo de Estados Unidos a la Iglesia ucraniana.

2. ¿El Patriarcado de Constantinopla tenía el derecho de conceder la autocefalía a la Iglesia Ortodoxa ucraniana no reconocida, a pesar de que en Ucrania existía una Iglesia ortodoxa del Patriarcado de Moscú, que atendía pastoralmente a la inmensa mayoría de los ciudadanos ortodoxos de este país?

Monseñor Viganò: En mi opinión, la cuestión no es si el Patriarcado tenía derecho a conceder la autocefalía, sino por qué lo hizo. Si se me permite establecer un paralelismo con la Iglesia Católica, me parece que Jorge Mario Bergoglio llevó a cabo una operación similar con respecto a las diócesis alemanas en el reciente Sínodo sobre la Sinodalidad. Él ha creado las condiciones previas para un cisma al permitir a las diócesis una autonomía en materia doctrinal y moral que no tienen ni pueden tener, y los obispos de esas diócesis han aprobado la bendición de las uniones homosexuales, la concesión de roles ministeriales a las mujeres y la legitimación de la ideología LGBTQ y de género. Y ahora que unos pocos obispos raros se alzan contra estas desviaciones, la Santa Sede calla, porque eso es exactamente lo que se pretendía. Estamos en presencia de un plan subversivo, llevado a cabo por aquél a quien Cristo constituyó Cabeza de la Iglesia para confirmar a los hermanos en la Fe, y no para difundir herejías y vicios. ¿Tiene derecho? No. ¿Tienen este derecho los obispos alemanes? No. Porque la autoridad del Papa y de los Obispos está vinculada a la Verdad enseñada por Cristo, y es nula en cuanto se aparta de ella. Considero que el Patriarca de Constantinopla actuó de la misma manera, con los mismos objetivos e inspirado por los mismos poderes.

3. No es ningún secreto que todas las decisiones en Kiev se toman después de consultar con Estados Unidos. Hoy estamos viendo cómo se expulsa a monjes del Pechersk Lavra de Kiev, ¿no piensa usted que esto viola los principios de los derechos y de las libertades religiosas que los mismos Estados defienden?

Monseñor Viganò: La persecución a los monjes, al clero e incluso a fieles vinculados al Patriarcado de Moscú por parte del gobierno de Kiev demuestra que la operación es de naturaleza política. Por otra parte, como usted mismo reconoce, las decisiones de Kiev se toman siempre siguiendo instrucciones del Estado profundo estadounidense. Si la cuestión hubiera sido exclusivamente religiosa, el Estado habría tenido que mantenerse al margen, como debería ocurrir en los Estados que se autodenominan “laicos” y consideran que el Estado y la Iglesia son independientes y soberanos.

Si el gobierno de Kiev considera a la Iglesia Rusa en Ucrania como una emanación del gobierno ruso, con ello revela paralelamente su convicción de que la Iglesia Ortodoxa Ucraniana es a su vez una Iglesia de Estado sometida al gobierno, y que por ello puede desempeñar un rol de control de los fieles ucranianos. Y esto es lo que ha hecho Pekín con el Acuerdo Secreto con la Santa Sede, nombrando a obispos progubernamentales y comunistas como jefes de diócesis, continuando impunemente la persecución contra los fieles de la Iglesia Católica Romana.

4. Se inician procedimientos penales contra los sacerdotes en Ucrania, algunos de ellos son privados de su ciudadanía ucraniana, las parroquias son tomadas por cismáticos: ¿en qué desembocará todo esto?

Monseñor Viganò: Estos fenómenos han acontecido siempre, a lo largo de la historia: cuando el poder civil se siente “amenazado” por el poder eclesiástico -pienso, por ejemplo, en lo que ocurrió durante la Revolución Francesa y de nuevo en 1848 en Francia e Italia, o en la Rusia comunista de Stalin, o en México a finales de los años Veinte, o en España en los años Treinta-, la persecución del clero es una de las primeras formas en que la autoridad civil intenta reprimir la disidencia. Por otra parte, los cristianos siempre han sido perseguidos por los regímenes totalitarios, porque el Evangelio es considerado peligroso por quienes quieren sustituir la ley de Dios por la ley de los hombres.

5. ¿Podría nombrar los cismas de la Iglesia que han acontecido en la historia del mundo y a qué han llevado?  

Monseñor Viganò: Citaré el caso emblemático del cisma anglicano, que nació no tanto de una cuestión teológica, sino del deseo de Enrique VIII de sustraerse a la autoridad espiritual del Romano Pontífice y divorciarse de su legítima consorte Catalina de Aragón. Con este acto de prepotencia del poder temporal sobre el espiritual el soberano inglés se declaró “jefe supremo en la tierra de la Iglesia de Inglaterra”, con la ventaja de apropiarse de los bienes y de las rentas que hasta entonces pertenecían a la Santa Sede y de controlar los nombramientos de los obispos. Una operación similar había tenido lugar unos años antes en Alemania, donde los príncipes alemanes apoyaron al hereje Martín Lutero, no tanto porque compartieran sus errores doctrinales, sino porque vieron en ellos un pretexto para apoderarse de los bienes de la Iglesia. Tanto para la pseudo reforma protestante como para el cisma anglicano la autoridad civil se constituyó como un contrapeso eclesiástico a la autoridad del Papa y de los obispos, para debilitar así su poder y reforzar el propio.

6. ¿Las autoridades seculares tienen el derecho de interferir en los asuntos de la Iglesia? 

Monseñor Viganò: Respondo con las palabras de Cristo: Dad al César lo que es del César y Dios lo que es de Dios (Mt 22, 21). Este precepto nos enseña que la autoridad civil y la religiosa tienen dos campos de acción bien distintos y separados: por una parte, el buen gobierno del Estado para la concordia de los ciudadanos, y por otra, el gobierno de los fieles para su santificación. Son dos finalidades distintas, una temporal y otra espiritual; pero ambas autoridades deben tener, sin embargo, como modelo a Cristo: Cristo Rey para el gobierno civil, y Cristo Pontífice para la Iglesia.

La Revolución -tanto la del liberalismo masónico como la del comunismo ateo- ha subvertido este orden social, razón por la cual desde hace dos siglos -y antes también en la Alemania dividida por la herejía protestante- las autoridades seculares han interferido en los asuntos de la Iglesia. Esto se debe al hecho de haber derivado el poder temporal del pueblo, arrebatándoselo a Cristo: por un lado, divinizando al individuo (como quiere la ideología liberal) y, por otro, divinizando a la colectividad (como quiere la ideología comunista).

Hoy asistimos a la alianza entre estos dos errores -que son teológicos, además de filosóficos y políticos- en la divinización de la élite sinárquica del Nuevo Orden Mundial, que une el relativismo liberal y el liberalismo económico con el colectivismo socialista. Y esta alianza infernal -que en Occidente está destruyendo el tejido social y religioso de las naciones- es necesariamente anticristiana y anticrística, porque niega el señorío de Cristo sobre los individuos y las sociedades. Es satánica, como señaló recientemente el presidente Vladimir Putin.

7. ¿Las agencias de inteligencia estadounidenses pretenden controlar las organizaciones religiosas?

Monseñor Viganò: No conozco cuál es el involucramiento de la Administración Biden y de los servicios secretos en los acontecimientos religiosos ucranianos. Pero lo que sí sabemos, por los correos electrónicos de John Podesta publicados en los últimos años, es que el Estado profundo estadounidense desempeñó un rol decisivo en la provocación de una “revolución de color” en el seno de la Iglesia Católica, llegando incluso a auspiciar por un cambio de la doctrina y de la moral, que se lograría mediante la sustitución del papa Benedicto XVI por un Papa progresista. Recordarán ustedes que en vísperas de la abdicación del papa Ratzinger el lobby financiero globalista había bloqueado las transacciones bancarias del Vaticano y que, inmediatamente después del 11 de febrero de 2013 se reactivó el sistema SWIFT. La acción del Estado profundo contó con la ayuda de la Iglesia profunda, que como admitió el fallecido cardenal Godfried Danneels, entonces arzobispo de Malinas-Bruselas, a través de la llamada Mafia de San Galo organizó la elección de Bergoglio. Quien, a diferencia de Benedicto XVI, está totalmente alineado con la ideología globalista.

En consecuencia, no hablaría de una acción de Estados Unidos, sino de esa parte corrupta y subversiva -conocida como el Estado profundo- que ha tomado el poder en Estados Unidos y en casi todas las naciones miembros de la OTAN, de la Unión Europea, de la OMS y del Foro Económico Mundial. Y este mismo argumento, en mi opinión, vale también para Ucrania, cuyo régimen corrupto -respaldado por movimientos extremistas de claro cuño neonazi- se ha sometido a la élite globalista por interés propio, mientras el pueblo ucraniano es enviado al frente de batalla para ser masacrado en una guerra que podría haberse evitado simplemente haciendo cumplir los acuerdos de Minsk.

8. ¿Qué llevó al patriarca Bartolomé de Constantinopla a conceder la autocefalía a la nueva Iglesia en Ucrania? Tenemos la sensación de que siguió órdenes del Departamento de Estado estadounidense o de la CIA…

Monseñor Viganò: El patriarca Bartolomé de Constantinopla es bien conocido por estar totalmente al designio de la ONU y de la élite globalista: no es casualidad que mantenga excelentes relaciones con Jorge Mario Bergoglio. Sabemos bien que la sede de Constantinopla ha estado durante mucho tiempo en manos de la masonería: tanto el patriarca Atenágoras como su predecesor Meletios Metaxakis recibieron el grado 33 del Rito Masónico Antiguo Escocés y Aceptado, y en ambientes masónicos se ha rumoreado muchas veces que también Juan XXIII, cuando fue Nuncio apostólico en Estambul, estaba afiliado a una logia. No me sorprende entonces que Bartolomé, obedeciendo las órdenes del Estado profundo -el cual controla el Departamento de Estado estadounidense y la CIA- haya reconocido la autocefalía de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana no por razones canónicas, sino políticas; exactamente por la misma razón que Pablo VI, en 1964, suprimió en clave ecuménica el Patriarcado latino de Constantinopla, erigido en 1205.

Recuerdo que el 3 de noviembre de 2009 el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se reunió con el patriarca Bartolomé I para hablar de la “protección del medio ambiente” y promover la reapertura de la Escuela Teológica ecuménica de Halki (Turquía), luego de los intentos fallidos en la década de 1990 de Madeleine Albright y Bill Clinton.

Si he comprendido bien la dinámica interna dentro de la Ortodoxia, la Iglesia Rusa constituye, para decirlo de alguna manera, la parte “tradicionalista” de la estructura ortodoxa, mientras que la Iglesia de Constantinopla es “progresista”, infiltrada por la masonería, manipulada por el Estado profundo y favorable al diálogo interreligioso e incluso a la ideología ecologista: es como ver la versión “fanariota” del Vaticano de Bergoglio.

Destaco que el movimiento ecuménico -orientado a preparar el advenimiento de la Religión de la Humanidad auspiciada por la Masonería- comenzó en el siglo XIX con los protestantes y como tal fue severamente condenado por los Pontífices Romanos hasta el Concilio Vaticano II, y luego se expandió a la Iglesia Católica y a la Iglesia Ortodoxa en la década de 1960, valiéndose de masones infiltrados en la cúpula de las respectivas Jerarquías. Y cuando hablamos de masonería, hablamos de la élite globalista y del Nuevo Orden Mundial.

9. ¿Cuál es su posición respecto a la operación militar especial?

Monseñor Viganò: Creo que cada uno de nosotros está en condiciones de comprender lo que ha sucedido en Ucrania en los últimos años, simplemente basándose en los hechos. Es un hecho que la OTAN se había comprometido a no expandirse hacia el Este; es un hecho que la revolución Euromaidán se llevó a cabo con el apoyo del Estado profundoestadounidense, en particular de Victoria Nuland y sus demás cómplices; es un hecho que no se respetó el Protocolo de Minsk, y hemos oído a destacados dirigentes como la ex canciller Angela Merkel o el ex presidente francés François Hollande admitir que el propósito de ese acuerdo era dar tiempo a Ucrania para armarse; es un hecho que en vísperas de la operación militar especial la Federación Rusa había exigido que se respetara la independencia de Lugansk y Donetsk, junto con la autonomía del Donbass. Si el presidente Vladimir Putin decidió defender a los rusoparlantes de las repetidas y continuas agresiones del gobierno de Kiev, ciertamente esto no ocurrió imprevistamente. Al contrario, me parece claro que era exactamente lo que la OTAN quería obtener, después de más de una década de provocaciones.

10. Según usted, ¿quién ha provocado la guerra en Ucrania?

Monseñor Viganò: La guerra en Ucrania ha sido planificada desde la “revolución de colores” de 2014, a la que ni siquiera fue ajeno el autodenominado filántropo George Soros, junto a toda la cábala globalista. Los que querían la guerra tenían, por un lado, que sustituir a la Federación Rusa en el suministro de energía a la mayoría de los países europeos, para luego tomar el control de ellos con una escandalosa operación de especulación: el coste del gas, suministrado ahora por Estados Unidos, es enormemente superior al coste al que se vendía antes de febrero de 2022.

Pero esto era funcional para lograr dos objetivos paralelos. El primero era impedir una alianza entre las naciones europeas y la Federación Rusa, balcanizándola e intentando aislarla mediante operaciones de cambio de régimen y a través de “primaveras de colores”, como ocurrió en Ucrania y como se intentó hacer en Georgia. Este primer objetivo fracasó, al igual que el intento de derrocar al presidente Putin. Por el contrario, estamos asistiendo al establecimiento de un mundo multipolar, por ejemplo, con los BRICS, en el que la desdolarización está arrinconando a Estados Unidos. Pero según mi opinión este proceso no debería hacer pagar al pueblo estadounidense por las culpas de un gobierno subversivo, al servicio de la élite globalista.

El segundo objetivo tenía que ser la destrucción del tejido económico europeo -no sólo en clave antirrusa- para permitir que las sanciones se volvieran en contra sobre todo de los países de la Unión Europea, debilitándolos y forzándolos a la llamada transición verde, basada en el fraude del cambio climático. Pero para lograrlo, después de las pruebas generales con la farsa pandémica de los dos años anteriores, era necesario que hubiese en la Casa Blanca un títere del Estado profundo, por eso fue necesario derrocar al presidente Donald Trump a través del fraude electoral. Entre otras cosas, Joe Biden, al ser chantajeable por sus propios escándalos y los de su hijo, tenía todo el interés en ocultar su propio involucramiento en los laboratorios biológicos ucranianos y quizá también en los horrores del tráfico de niños para alimentar el lobby pedófilo internacional, la depredación de órganos y el lucrativo mercado de los vientres de alquiler.

Esto ha sido posible gracias a un verdadero golpe de Estado global, llevado a cabo con la cooperación de numerosos gobiernos, cuyos dirigentes son significativamente emisarios del Foro Económico Mundial y de otros organismos privados supranacionales, todos ellos administrados por una cúpula identificable de gobernantes subversivos carentes de legitimidad popular, con el apoyo de grupos financieros igualmente identificables.

Los pueblos de Occidente -excepto rarísimas excepciones- son rehenes de gobernantes vendidos a la élite globalista, cuyo objetivo es la instauración de una sinarquía totalitaria como preludio a la instauración del reino del Anticristo. A partir de ello comprendemos también el odio a Dios, a la religión, a la familia y a la vida.

11. Anteriormente Usted prestó servicio en Estados Unidos. ¿Cuál es su impresión de este país?

Monseñor Viganò: Estados Unidos es una nación relativamente joven, si se la compara con los milenios de historia de otras naciones. Esto implica dos consideraciones, una positiva y otra negativa. La positiva es que existe cierta ingenuidad en la conciencia del pueblo, que está y sigue estando esencialmente anclado en los “valores” -yo no los llamaría “principios”- tradicionales: la Familia, la Patria, la Religión. La negativa es que la ausencia de una sólida herencia espiritual y cultural se ve a menudo colmada por un pensamiento no identitario, y a menudo propenso a contaminarse por la ideología liberal y masónica que domina a las clases dirigentes y en especial a la izquierda demócrata. Además, existe una especie de persuasión de que Estados Unidos es de algún modo el “sheriff del mundo”, y esto choca con la soberanía legítima de las demás naciones. La actual crisis económica y política provocada por el golpe del Estado profundo podrá ayudar a los estadounidenses a tomar conciencia de la necesidad de una profunda reforma interna. Esta reforma será ciertamente posible si el presidente Donald Trump es reelegido y puede liberar a esta gran nación incorporándola a la alianza multipolar de los pueblos. Una vez más es la autoridad la que debe volver a ser un servicio a la comunidad para el bien común, y no un instrumento para centralizar un poder subversivo que nadie eligió y nadie quiere.

12. ¿Cuál es el más relevante principio ético de Estados Unidos?

Monseñor Viganò: Esta es una pregunta simple y compleja al mismo tiempo. Yo diría que el principio ético de Estados Unidos está fuertemente influido por la mentalidad protestante, que se estableció en América en el siglo XIX gracias precisamente, como he dicho, al poder de la masonería. Los católicos estadounidenses -y me imagino que también los ortodoxos- se han acostumbrado a vivir con esta idea, que se traduce en una primacía de la acción y del éxito empresarial sobre el pensamiento filosófico y la cultura “no monetizable”.

En la mentalidad protestante, el éxito económico es un signo de predestinación, el cual como tal acaba legitimando -como ha hecho efectivamente- también la vejación a los débiles, considerados “perdedores”, looser, y como tales no predestinados por Dios a la salvación. No es casualidad que la riqueza se concentre en manos de los WASP -White, Anglo-Saxon, Protestant [blancos, anglosajones, protestantes]- y que muchos inmigrantes, por ejemplo irlandeses o italianos, hayan desempeñado siempre un rol marginal. Esta tendencia se invirtió en la década de 1950, cuando bajo el glorioso pontificado de Pío XII el catolicismo estadounidense experimentó un importante renacimiento y las conversiones a la Iglesia de Roma aumentaron enormemente. Por desgracia, este paréntesis se cerró con el Concilio Vaticano II, que en cierto modo representó al menos una protestantización parcial de los católicos y dio lugar a esa nefasta alianza entre el Estado profundo estadounidense y la Iglesia profunda, entre cuyos exponentes podemos contar a figuras políticas como Joe Biden, Nancy Pelosi, John Kerry y personajes eclesiásticas como el ex cardenal McCarrick, cuyos “herederos” siguen bien situados en las instituciones eclesiásticas.

Hay que reconocer que la apostasía de la Iglesia bergogliana ha abierto los ojos a muchos creyentes: estamos asistiendo, en Estados Unidos, al despertar de muchos católicos que se reconocen en la Fe tradicional, significativamente en el momento en que están siendo objeto de una persecución conjunta por parte de la Iglesia profunda y del Estado profundo, hasta el punto de que el FBI los mantiene bajo vigilancia, al considerarlos como “terroristas domésticos”. La situación de la Iglesia rusa en Ucrania es en cierto modo un reflejo -pero mucho más grave- de la que acabo de describir.

13. ¿Qué es lo que impulsa a los políticos estadounidenses a desencadenar guerras en el mundo –Siria, Libia, Iraq, Yugoeslavia, Ucrania…?

Monseñor Viganò: Como he dicho, se trata de personajes políticos pertenecientes al Estado profundo, que se han infiltrado en todas las instituciones del Estado y en los medios de comunicación. Su poder es enorme, al igual que sus medios económicos, ya que están financiados por poderosísimos grupos de inversión como BlackRock y Vanguard, en manos de un reducido número de familias asquenazíes, como asquenazí es el mismo Zelenskyj. Su objetivo es el poder, puesto que ya crean y poseen el dinero. Un poder que debe hacerse global, como vemos que ocurre hoy, y que para realizarse en el Nuevo Orden Mundial requiere necesariamente la destrucción del cristianismo, incluso del cristianismo protestante.

Existe también una alianza entre el poder ideológico y el poder económico, es decir, entre quienes quieren dominar el mundo para instaurar la tiranía sinárquica y quienes tienen como objetivo el mero lucro. Es por eso que las guerras promovidas por Estados Unidos y la OTAN a lo largo del siglo XX y de este siglo han sido diseñadas con vistas a un único gobierno mundial y a la supresión de las soberanías nacionales, pero apoyadas por quienes vieron y ven en esos conflictos enormes oportunidades para enriquecerse y debilitar a otros Estados. Las denuncias de los parlamentarios ucranianos sobre la corrupción del gobierno de Kiev y sobre el enriquecimiento personal de sus miembros -que siguen recibiendo sumas exorbitantes del comercio de armas y de otras actividades ilícitas- demuestran que quienes ocupan puestos de poder en las naciones occidentales tienen un gravísimo conflicto de intereses en lugar de proteger a sus ciudadanos.

14. ¿Estados Unidos es un Imperio del Bien?

Monseñor Viganò: No creo que haya naciones que puedan hoy en día reivindicar este título, y ciertamente no Estados Unidos, mientras siga siendo rehén de los subversivos del Estado profundo, de la ideología woke, de la teoría LGBTQ y de todas las aberraciones que conocemos. Por supuesto, cualquier nación -al estar formada por personas que pueden ser buenas y estar orientadas al bien- puede ser utilizada por la providencia de Dios para Sus planes. Incluso el Imperio Romano, que persiguió a los cristianos, creó con sus conquistas las condiciones previas para la difusión del Evangelio en el mundo. Pero esta tarea no es prerrogativa exclusiva de una nación. La Federación Rusa, por ejemplo, se erige en este momento como dique del Gran Reinicio, al menos al oponerse a la perversión de las costumbres y a la corrupción de los pueblos llevada adelante por la ideología globalista.

Me parece que sería deseable que esta oposición común al Nuevo Orden Mundial se abordara no centralizando el poder y reduciendo a los propios aliados a vasallos o colonias, como hace la OTAN, sino redescubriendo la importancia de las soberanías nacionales, de la herencia cristiana común, del patrimonio común de cultura y civilización que la Fe en Jesucristo ha promovido y fecundado a lo largo de dos mil años.

Si los pueblos reconocen a Jesucristo como su Rey; si las leyes de las naciones se adecúan a los Mandamientos de Dios y a la Ley natural inscrita en el corazón de cada hombre, no tienen necesidad de anularse mutuamente, ni de afirmar su poder sobre los demás. El orden cristiano, independientemente del sistema de gobierno que los ciudadanos elijan para sí, es el único que salvaguarda el bien común de todos los pueblos, llevándoles la luz del Dios verdadero. Por otra parte, la pretendida “laicidad del Estado” ha demostrado ser un fraude, con el cual se margina al cristianismo de la sociedad, para sustituirlo por la religión globalista del ecologismo, de la cultura de la cancelación, de la sustitución étnica y de la dictadura sanitaria.

Creo que éste es el enfoque “multipolar” al que a menudo se refiere el presidente Putin: respetar la identidad y las libertades de los pueblos, unidos por su herencia cristiana común.

15. Parece que ya nadie intenta evitar el pecado. ¿Se está convirtiendo el pecado en algo normal en el mundo actual? ¿Podría dar algunos ejemplos?

Monseñor Viganò: Evitar el pecado implica reconocer una norma moral trascendente y, en consecuencia, un Legislador divino. En esencia, significa conducir la vida privada y pública en el ámbito del orden sobrenatural que Dios ha establecido. Desde hace dos siglos los Estados se niegan a reconocer públicamente el señorío de Cristo sobre las sociedades.

El Occidente cristiano ha tenido que confrontar con un proceso de secularización que ha implicado -y de hecho ha visto como protagonista- a esa Iglesia profunda que se ha infiltrado hasta la cúspide de la Iglesia Católica, y que con el Concilio Vaticano II ha borrado esencialmente la doctrina de la Realeza Social de Nuestro Señor, reduciendo la práctica de la Fe a un asunto privado, como ya había ocurrido cuatro siglos antes con la herejía protestante. Esta secularización ha provocado la quiebra del orden social que permitía a los creyentes y a los ciudadanos vivir según los Mandamientos, y ha favorecido así la difusión de la inmoralidad, del pecado y de la corrupción. Porque allí donde el Estado no protege la moralidad pública, y de hecho promueve todo lo que es contrario a la Ley de Dios y a la naturaleza, es extremadamente difícil permanecer fiel a la práctica religiosa. Y ésta es la demostración última de que la secularización de la sociedad no tenía como objetivo garantizar libertad a las religiones no cristianas, sino desquiciar el orden social y borrar cualquier herencia cristiana no sólo de las leyes, sino también de la vida cotidiana.

16. Cualquier división en la Iglesia aleja a la gente de Dios. La agenda LGBT y la legitimación de todo lo que antes se consideraba pecado tienen un efecto dañino.

Monseñor Viganò: No hay duda de que las divisiones son obra del demonio, príncipe de la revolución y del caos. La Santa Iglesia, como sabemos y creemos, es una, es decir, única, como única es el Arca que Cristo puso en la tierra para la salvación de la humanidad. Si el cuerpo eclesial sufre las heridas de la división y del cisma, es porque el Enemigo de la humanidad -Satanás- quiere arrastrar consigo al mayor número posible de almas hacia la condenación eterna.

Separarse de la Santa Iglesia significa abandonar la familia sobrenatural en la que fuimos concebidos en la Gracia, creyendo que podemos defendernos con medios humanos del furioso ataque del Enemigo. Significa creer que podemos renunciar a la verdad del Padre eterno encarnada en el Hijo divino y vivificada por el Espíritu Santo. Pero esto es un grave pecado de soberbia que nos hace aún más débiles para resistir al mal.

17. En Alemania había un lema: Alemania por encima de todo. En Ucrania, Ucrania está más allá de todo. ¿No cree que hay muchas similitudes? ¿Por qué Occidente apoya a los nacionalistas ucranianos?

Monseñor Viganò: Deutschland über alles era una frase patriótica del himno del Imperio de los Habsburgo, de la que luego se apropió el nacionalsocialismo en clave ultranacionalista, adecuada a esa herencia protestante que señalábamos poco antes que pone al Estado más allá de todo. Pero mientras el Imperio Austrohúngaro, aun siendo católico, reconocía libertad a los pueblos y a las culturas que lo componían -según los principios cristianos del buen gobierno-, el totalitarismo nazi apuntaba a crear las bases ideológicas que legitimaran una supremacía étnica -la de la raza aria- más allá de los pueblos.

Esta visión, después de décadas de deplorar los excesos del nazismo, vuelve a estar de moda en clave aún más destructiva, pues atribuye una superioridad moral a la “religión globalista”, a la ideología woke, a la cultura de la cancelación, haciendo que todo lo que no sea conforme a los preceptos de este pensamiento totalitario sea considerado herético, y que quienes no se adecúen a él sean indignos de formar parte de la sociedad civilizada. No hay que sorprenderse si los principales teóricos de esta ideología estén ligados culturalmente y en algunos casos incluso por relaciones de parentesco con los ideólogos del nazismo. Por ejemplo, Adolf Heusinger, jefe del Operationsabteilungdesde 1940 que ayudó a Hitler a planear las invasiones de Polonia, Noruega, Dinamarca y Francia, desde 1961 a 1964 fue presidente del Comité de la OTAN en Washington. Y lo más desconcertante es que este replanteamiento de los principios neonazis está apoyado y financiado por el mundo asquenazí, entre cuyos exponentes se encuentran numerosos dirigentes políticos y figuras destacadas del globalismo, con la contribución de los movimientos neoconprosionistas, principalmente presentes en Estados Unidos y ligados al Estado profundo estadounidense.

18. ¿Qué deberían considerar los políticos cuando tomar decisiones en nuestro tiempo? ¿En qué deben basar sus decisiones?

Monseñor Viganò: El rol de los políticos, ayer como hoy, es comprometerse en hacer un buen gobierno y en la defensa de sus conciudadanos frente al golpe de Estado globalista. A ello están llamados indistintamente todos los políticos de todas las naciones, pero particularmente de aquéllas que son rehenes de la élite subversiva del Nuevo Orden Mundial. Ellos deberían preguntarse: ¿Qué le diré a Cristo cuando me encuentre frente a Él para ser juzgado?

Es necesario -lo repito desde hace mucho tiempo- que se constituya una Alianza Antiglobalista que una a todos los pueblos, con sus líderes, en una acción de oposición y resistencia a la instauración del Nuevo Orden Mundial, al Gran Reinicio, a la Agenda 2030 y a sus puntos programáticos. Esta Alianza debería tener como objetivos denunciar el golpe de Estado global y a sus artífices, la reapropiación de las soberanías nacionales (incluida la soberanía monetaria) y el boicot sistemático de todo lo que erosiona las libertades individuales imponiendo modelos y estilos de vida destructivos.

Es indispensable poner un freno a la locura del género, a la corrupción de los niños, a la disolución de la familia, a la eliminación de la civilización cristiana y a la esclavización de los individuos. Es igualmente necesario que quienes gobiernan el Estado no sean chantajeados por lobbies financieros o por grupos de poder más o menos ocultos, castigando con leyes severas los conflictos de intereses que posibilitan la traición a los pueblos.

En mi opinión, esta Alianza sería una excelente premisa para el restablecimiento de la paz en las naciones, hoy desgarradas por conflictos provocados por la élite globalista, y podría unir también en esta batalla por la verdad y la libertad a los líderes políticos de países cuyos gobiernos se declaran hoy enemigos de la Federación Rusa y sus aliados.

19. ¿Por qué la humanidad, en el transcurso de su historia plurimilenaria, no ha aprendido a vivir sin guerras?

Monseñor Viganò: La humanidad podría y querría vivir sin guerras: el hundimiento del apoyo popular a los líderes belicistas de la OTAN y los cientos de manifestaciones contra la guerra en Ucrania (entre otras cosas) que se llevan a cabo en muchos Estados europeos son prueba de ello. Pero mientras se considere a la guerra como un instrumento, no para restablecer la justicia o defenderse de un ataque (ya que en este caso sería legítima), sino para imponer a sus ciudadanos un modelo distópico de sociedad tiránica con vistas al Nuevo Orden Mundial, ninguno de nosotros podrá escapar de ella y todos seremos sus víctimas.

Repito: la eliminación de la élite subversiva globalista es imprescindible para la convivencia pacífica entre los pueblos. Lo ha dicho recientemente también el presidente Donald Trump, y me parece que tal declaración lo convierte en un interlocutor privilegiado con el presidente Putin para abrir una mesa de paz que tenga como objetivo principal expulsar de los gobiernos nacionales y de las organizaciones supranacionales a los emisarios del Estado profundo y del Foro Económico Mundial, que son una peligrosa emanación del Estado profundo.

20. Nuestro programa será visto tanto en Rusia como en Ucrania. ¿Qué podría decir entonces como conclusión?

Monseñor Viganò: Como Obispo y Sucesor de los Apóstoles me dirijo a los rusos y a los ucranianos en nombre de Jesucristo Rey y de la Santísima Madre de Dios, Auxilio de los cristianos. Recen con fe, en este período bendito en que celebramos los santos misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del Salvador, para implorar la paz; una paz que sólo puede venir de Cristo, Príncipe de la paz. Sean conscientes de que la amenaza que se cierne sobre el mundo proviene del abandono de los Mandamientos de Dios, de la rebelión contra la Ley eterna querida por el Señor para nuestro bien y para nuestra salvación eterna.

El Señor ha dicho: Sin mí nada podéis hacer (Jn 15, 5). Recen con confianza, queridos hermanos en Cristo: recen a la Reina de la Paz, para que interceda ante el trono de Dios e implore para todos nosotros la verdadera paz, pax Christi in regno Christi, la paz de Cristo en el reino de Cristo. Recen para que el Santo Espíritu Paráclito suscite sentimientos de verdad y de justicia en los gobernantes de todas las naciones, llevándoles a una salto de dignidad y de lealtad hacia sus conciudadanos, induciéndoles a liberarse de la sujeción a poderes que nadie quiere, que nadie ha elegido y que tienen como único fin sacar a Cristo del mundo y dañar a las almas que Él ha redimido con su propia Sangre. Recen para que el Señor suscite entre ustedes líderes honestos y valientes que tengan en el corazón el bien común y no los intereses de los conspiradores. Pero sobre todo, queridos amigos, comiencen por ustedes mismos: dejen que el Señor reine ante todo en sus corazones, en sus familias, en sus comunidades. Permanezcan en la Gracia de Dios, porque nadie podrá jamás quitarles su amistad con el Señor, que es el único Bien Supremo y que, en toda adversidad, nunca les dejará faltar su santa ayuda. Jesucristo dijo: Seréis mis amigos si hacéis lo que yo os mando(Jn 15, 14). He aquí: en la obediencia al Evangelio está guardado el secreto para que la paz reine en sus corazones y en la sociedad. Que el Señor les bendiga a todos.

 

© Traducción al español por: José Arturo Quarracino

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