Prostituirse con los Reyes

Mons. Carlo Maria Viganò

Prostituirse con los Reyes

Entrevista de Aldo Maria Valli,
después de su «Carta a los Católicos estadounidenses»

De ustedes, pastores, habló el evangelista
cuando ante sus ojos se le apareció la que está sentada
sobre el agua prostituyéndose con los reyes;
la que nació con siete cabezas, y tuvo la autoridad con sus diez cuernos,
hasta que su virtud agradó al marido.
Ustedes se han hecho un dios de oro y plata;
¿y qué otra cosa los separa a ustedes para los idólatras,
sino que ellos rezan a uno, y ustedes a cientos?

Infierno XIX, 106-114

 

Duc in Altum: Excelencia, la decisión de la Administración Trump de poner un freno a las políticas migratorias de la  Izquierda woke fue parte del programa electoral que llevó a Donald Trump a la victoria. Junto con el cierre de las fronteras con México, el Presidente recortó los fondos que las agencias gubernamentales asignaban a individuos, organizaciones y entidades a cambio de su acción en apoyo al globalismo. A las voces de condena por estas decisiones políticas -por otra parte totalmente legítimas- se añade también la de Jorge Mario Bergoglio, que en su Carta a los obispos de Estados Unidos de América se expresa con dureza sobre la “deportación masiva” decidida por el gobierno. 

Carlo Maria Viganò: Como todo lo que sale de la boca de Bergoglio, estas acusaciones suyas contra el gobierno de Trump son falsas y delirantes. No hay ninguna deportación masiva. Más bien, está la clara voluntad de poner fin a los flujos migratorios, que las Administraciones anteriores habían planeado, favorecido y alentado. 

De hecho, la deportación se llevó a cabo en sentido contrario durante las administraciones de Clinton, Obama y Biden, excluyendo a priori proyectos específicos de cooperación internacional para ayudar a las poblaciones necesitadas en sus respectivos países de origen, enfocando en cambio todos los esfuerzos -incluso contra la ley- para incrementar el plan de reemplazo étnico. Con esta migración forzada, que ha sido posible gracias a la complicidad de organismos internacionales y del crimen organizado que gestiona la trata de personas, han lucrado vergonzosamente todos los que hoy se rasgan las vestiduras porque se les acabó el negocio.

La carta de Bergoglio es un revoltijo de falsedades y engaños y delata el pánico de los mercenarios  y la ira de quienes los financian. Bergoglio ha llegado a inventar una nueva doctrina para imponer como deber moral “la acogida de los inmigrantes”, de cuya gestión obtiene miles de millones a través de la financiación pública y mediante la cual se acredita como el principal interlocutor de la élite globalista y ejecutor de la  agenda woke. Recurre al magisterio de Pío XII -descontextualizando y tergiversando sus palabras- porque al citar a un Papa no sospechoso de contaminación modernista o conciliar espera obtener la escucha de los fieles que no le escuchan.

Es necesario entender la operación fraudulenta de Bergoglio: quiere llevar el enfrentamiento que opone a la Iglesia profunda inmigracionista y woke a la Administración Trump a otro nivel, “dogmatizando” -por así decirlo- la acogida de inmigrantes ilegales y obligando así a los católicos estadounidenses a ver a Trump como un enemigo de la Iglesia Católica. En definitiva, según el modus operandi que lo distingue, intenta crear un oponente para privar al presidente Trump del apoyo del electorado católico. Esta operación deshonesta sirve también para volver a poner en el centro del debate político y social estadounidense a un Episcopado ampliamente desacreditado por los escándalos sexuales y financieros que hasta ahora lo han visto totalmente subordinado al establishment del Partido Demócrata. El verdadero enfrentamiento es entre el conservadurismo político –trumpiano– con el que se identifica la mayoría de los estadounidenses, incluidos los católicos, y el ultra progresismo de la Iglesia profunda bergogliana.

¡Pero los católicos estadounidenses han entendido el fraude! Mientras Bergoglio, para obedecer a sus amos globalistas, lanza anatemas contra quienes “construyen muros”, el presidente Trump ha anunciado -entre otras medidas que saludamos con profunda satisfacción- el reingreso de Estados Unidos a la Declaración del Consenso de Ginebra, que defiende el derecho a la vida de todos, reafirma la importancia de la familia y afirma que no existe un “derecho” internacional al aborto.

DiA: Gracias a Trump, también se está resolviendo la crisis ucraniana…

CMV: Los acuerdos de paz que el presidente Trump ha firmado con el presidente Putin para sanar el conflicto en Ucrania -que comenzó con el cambio de régimen impuesto por el Estado profundo angloamericano desde 2014- pondrán fin a una masacre que para satisfacer la sed de poder de la élite globalista ha enviado a miles y miles de personas inocentes a la masacre.  destruyó un país entero, alimentó el mercado para la depredación de órganos (según lo informado por agencias internacionales) y causó un empobrecimiento desastroso de las naciones europeas debido a las sanciones insensatas contra la Federación Rusa.

DiA: En ciertos temas, Francisco Bergoglio no parece tan sensible como en la acogida…

CMV: Suscita consternación ver cómo los llamamientos de Bergoglio a la “dignidad infinita de todos” excluyen obstinadamente a los niños indefensos masacrados con el aborto, a las víctimas de la depredación y mutilación de órganos para la llamada transición de género, a las madres utilizadas como mercancías para la gestación subrogada, a los jóvenes corrompidos por las perversiones woke, a las masas de menores que alimentan la red de la prostitución o terminan en una mansión de Beverly Hills para satisfacer las execrables depravaciones de la élite pedófila.

DiA: Bergoglio debería elogiar las políticas sociales de Trump, en lugar de condenarlas ideológicamente.

CMV: El recién designado obispo de Detroit propone sanciones canónicas -desde la prohibición de recibir la Comunión hasta la excomunión- para los guardias fronterizos que no permitan que los inmigrantes ilegales violen las fronteras. Este delirio woke típico de la “Iglesia” bergogliana es aún más grave ante el silencio de los obispos respecto al escándalo de un muy corrupto presidente autoproclamado “católico” como Joe Biden. quien promueve el aborto hasta el momento del nacimiento y a pesar de ello es admitido sacrílegamente a la Comunión.

DiA: ¿De qué manera la Constitución Apostólica de Pío XII Exsul Familia es inapropiadamente citada por Bergoglio?

CMV: El “magisterio” de la “Iglesia” bergogliano es totalmente autorreferencial: Bergoglio se cita prácticamente sólo a sí mismo, y cuando cita documentos del Vaticano II y de los Papas postconciliares es para superarlos. Por lo tanto, ver a Pío XII citado por Bergoglio debería suscitar una sospecha más que legítima, confirmada de hecho también por una lectura rápida de Exsul familia. El celo apostólico del Papa Pío XII –así como de sus predecesores– no se limita a una mera indicación de la necesidad de acoger los flujos migratorios, sino que se centra ante todo en el cuidado de las almas de los católicos obligados a emigrar a causa del hambre, los conflictos o las persecuciones religiosas. Aunque las grandes migraciones económicas de los siglos XIX y XX fueron impulsadas por los mismos lobbies internacionales, desplazando poblaciones del sur de Europa al norte, o de Europa al continente americano, no podemos olvidar que el contexto histórico de la posguerra era muy diferente al actual, en primer lugar porque la Iglesia católica no fue -ni jamás lo podría haber sido- aliada y cómplice de la masonería, sino firme y valiente protectora de los pobres y de los débiles; y en segundo lugar, porque hoy el ataque a nuestra civilización es mucho más violento y abierto que al final de la Segunda Guerra Mundial. 

Pio XII escribió: «Por eso, la Santa Madre Iglesia, impulsada por su inmenso amor a las almas, se esfuerza en cumplir el mandato salvífico universal que le confió Cristo, ocupándose especialmente, según sus posibilidades, del cuidado espiritual de todos los extranjeros, recién llegados, exiliados y emigrados, con la ayuda, ante todo, de los sacerdotes, quienes, con la dádiva de los carismas de la gracia y la predicación de la palabra divina, deben confirmar diligentemente la fe de los fieles cristianos en el vínculo de la caridad».

DiA: El cuidado especialmente espiritual… 

CMV: Lo último que persigue Bergoglio es la defensa de la integridad de la Fe o la salvación de las almas. Tampoco le importan realmente los pobres: basta con ver cuántas personas sin hogar están acampadas alrededor del Vaticano y bajo la columnata de Bernini; en la época del Covid, para conseguir una comida tenían que demostrar que habían recibido la vacuna. Ese horrible barco de bronce erigido en la Plaza de San Pedro es un monumento a la hipocresía de Bergoglio. Para él, los pobres y los marginados son un mero instrumento para “hibridar” el tejido social y eclesial, es decir, para disolverlo y obtener así la cancelación definitiva de lo que queda de la sociedad cristiana después de décadas de secularización. Bergoglio “piensa en grande”: quiere crear las premisas para la Nueva Religión de la Humanidad, engañándose a sí mismo de que puede presidirla y así obtener un rol en el Nuevo Orden Mundial. Como profeta del globalismo sincretista, verde e inclusivo, Bergoglio hizo una aparición en el festival de San Remo, lanzando la canción Imagine de John Lennon, un manifiesto masónico del Nuevo Orden.

La Constitución Apostólica del papa Pío XII es de un tono totalmente opuesto a esta visión horizontal, como lo es todo el Magisterio Católico con respecto al bergogliano. En Exsul Familia, Pío XII recuerda la trata de esclavos a manos de los usureros en suelo americano (n. 11); menciona los peligros a los que habían estado expuestos los mexicanos que huyeron de la revolución anticlerical y masónica (1926-1929), presa de los enemigos de Cristo (ibidem, 54). La actitud de Bergoglio hacia los cristianos perseguidos es muy diferente: con el acuerdo secreto estipulado con el régimen comunista de Pekín ha condenado a los católicos chinos a la masacre y guarda silencio sobre las violaciones de los derechos fundamentales. 

En la visión distópica de Bergoglio -antihumana, anticristiana y anticrística- nuestras naciones son tierras de conquista mahometana: para eso está el ecumenismo conciliar. Para el Corán, es territorio islámico allí donde resuena la llamada del muecín y donde se extiende “la alfombra de oración”. La connivencia del clero bergogliano, que acoge a los imanes  en nuestras iglesias y concede la oración en los cementerios de nuestras catedrales, constituye una traición a Cristo y a los fieles. Lo último que quiere Bergoglio es una inmigración regulada, en la que haya una integración real y en la que la Iglesia católica esté comprometida con la conversión a la verdadera fe de los paganos: el propósito de la invasión no es ayudar a los desposeídos y a los pobres, sino importar la pobreza, el caos social y la guerra civil a nuestras ciudades. Y si el globalismo apoya a Bergoglio es porque es uno de sus emisarios, obediente a las órdenes que se le imparten. 

A lo que estamos asistiendo de hecho es a una migración forzada, que empobrece a los Estados de origen de muchos hombres y jóvenes que podrían hacer fuertes a sus gobiernos y prospera a la nación, para convertirlos en criminales, esclavos, víctimas del vil tráfico de pervertidos o del mercado de la depredación de órganos. Centenares de miles de menores desaparecen en el aire cada año, con la complicidad de quienes pervierten la caridad cristiana en la falsificación culpable de una recepción para obtener beneficios.

DiA: Por no hablar del problema de la baja tasa de natalidad en los países occidentales…

CMV: El decrecimiento demográfico, planificado por políticas que desalientan la natalidad y penalizan a la familia natural, constituye el objetivo principal de la acción de la élite globalista, para lo cual propone como solución la sustitución étnica por masas de extranjeros. En 2015 (aquí) Bergoglio dijo: “Hay quienes creen que para ser buenos católicos debemos ser como conejos”. Hoy (aquí) sostiene que el declive demográfico de los países occidentales no debe combatirse con sabias políticas de protección de la familia natural y condiciones de trabajo dignas, sino con fronteras abiertas y la institucionalización de ese mestizaje tan caro al arzobispo emérito de Milán, el cardenal Scola, y teorizado por el eugenista neomaltusiano masón Richard Coudenhove-Kalergi desde mediados del siglo pasado. Ya no hay niños católicos en tierra católica, sino niños mestizos, sin historia, sin tradición, sin educación ni cultura, sin identidad, sin Patria y sin fe, explotados para alimentar al Moloch globalista y a la tiranía del Foro Económico Mundial.

La distopía globalista de Bergoglio apunta a la eliminación de las identidades nacionales y étnicas, especialmente cuando se basan en la civilización cristiana; y por el contrario, promueve lo que está ligado a creencias paganas e idólatras. La anulación de todas las diferencias y la homologación externa de las culturas deben ser consideradas por la Iglesia Católica como un desastre, mientras la Iglesia bergogliana la promueve imprudentemente.

DiA: Hoy, nos enteramos de que todo el sistema mundial de medios de comunicación fue financiado por USAID y por otras agencias gubernamentales.

CMV: Lo que emerge en Estados Unidos después de la toma de posesión del presidente Trump es solo la punta del iceberg de un vastísimo sistema subversivo que involucra a todos los Estados occidentales. No se trata de casos aislados de corrupción, sino de una ocupación que la Izquierda globalista considera indispensable para llegar al poder y, una vez que se lo ha apropiado, utilizarlo para la instauración de un régimen totalitario. Y lo que es paradójico y al mismo tiempo inaudito es que el Estado profundo i pretenda incluso hacer pagar a sus víctimas, a todos nosotros, los costos de este proyecto infernal, utilizando el dinero de los contribuyentes para confinarnos, para privarnos de la libertad, para exterminarnos con guerras, hambrunas, pandemias y vacunas. De la misma manera, la Iglesia profunda utiliza las ofrendas de los fieles para difundir herejías, normalizar el vicio y la perversión, islamizar las Naciones cristianas, profanar nuestras iglesias y altares, perseguir las voces disidentes con suspensiones y excomuniones.

DiA: ¿Cómo puede la élite alcanzar los objetivos que se propone?

CMV: A través de situaciones de crisis permanente que legitiman la facultad de derogar las leyes ordinarias. Si se quiere crear una emergencia como pretexto para legitimar la cesión de soberanía a lobbies privados, es necesario que quienes hacen funcionar la maquinaria institucional y mediática tengan un interés directo en promover la crisis, aunque saben perfectamente que se trata de un fraude. Gobernantes, políticos, periodistas, magistrados, médicos, maestros, fuerzas del orden, actores y cantantes, intelectuales e influencers, obispos, sacerdotes e incluso “el Papa”: todos ellos dependen de cómo colaboren con el Estado profundo. Se les paga como mercenarios, y como mercenarios no tienen otro amo que el dinero, el éxito, el poder. Y ese dinero, ese poder les permiten tenerlo. En la cúspide de la infernal pirámide globalista que se sirve de estos mercenarios encontramos el delirio luciferino de los que quieren hacer el Mal, contra Dios y contra el hombre, para sustituir a Dios por Satanás y al hombre por el humanoide andrógino. 

Esta red global de corrupción ha servido –y en parte sigue sirviendo, especialmente en Europa– para alterar las dinámicas sociales en forma criminal y fraudulenta. Esa injerencia indebida y sin precedentes no puede ser constatada sin más: se la debe erradicar y castigar, porque está en la raíz de una crisis inducida y planificada de la que sería imposible salir de otro modo. Y cuando digo “erradicar y castigar” me refiero principalmente a los responsables, a los que han sido culpables de una traición en el origen de la decadencia moral, social, económica que se nos impone por la fuerza. Ya no es posible tolerar que Soros, Gates, Schwab, Obama, los Clinton, los Biden, Bergoglio y sus acólitos, y otros conspiradores continúen haciendo estragos sobre la humanidad entera, sin saber que son objeto de un diabólico experimento de ingeniería social destinado a su exterminio físico y moral. Si el presidente Trump le corta la cabeza al Leviatán, como ya lo está haciendo, no podemos más que ser felices y finalmente respirar aliviados. 

DiA: ¿En qué cree que Donald Trump puede contribuir a la demolición del Estado profundo? ¿Cree que puede tener éxito?

CMV: La administración Trump es muy consciente de dos cosas. La primera: que existe un poder supranacional subversivo que constituye una amenaza concreta a la soberanía de las naciones y a toda la humanidad. La segunda: que hay un grupo de personas y empresas que apoyan este poder porque obtienen una ventaja en términos de poder y dinero. Cortar los fondos a los cómplices del sistema criminal globalista y a su poder profundo significa quitarle a la élite el instrumento de control y de propaganda. Ni siquiera Judas habría traicionado a Cristo sin recibir los treinta denarios del Sanedrín: sin el pretium sanguinis, se pierde también el incentivo al crimen, y con él el chantaje de quienes deberían haberlo cometido. Una excelente jugada, por lo tanto, que ya está teniendo repercusiones significativas en todo el mundo, con la interrupción del financiamiento de la USAID y las grotescas jeremiadas de aquellos que han sido debidamente privados de él (pienso en las del activista James Martin s.j.). 

DiA: Hablando de jeremiadas: las palabras de condena del ultra progresista Episcopado estadounidense y de todos sus partidarios son innumerables.

CMV: Las palabras de cardenales y obispos estadounidenses contra el recorte de los desembolsos a las llamadas agencias de asistencia social de la Iglesia Católica están impregnadas de hipocresía y falsedad. Provienen de personajes que no han gastado ni una palabra, ni una sílaba, en contra de las políticas abortistas, de género, de la gestación subrogada, de la eutanasia, de la homosexualidad de las Administraciones anteriores en manos de los demócratas, mientras despiertan de su vil letargo solo cuando se pone un freno a la inmigración ilegal, por la que la Iglesia profunda recibe miles de millones del erario para propagarla.

DiA: ¿Cómo juzga la dependencia económica de las Conferencias Episcopales, Diócesis,  Órdenes Religiosas, organismos eclesiásticos y ONG “católicas” del financiamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID)?

CMV: Bergoglio predica de palabra una “Iglesia pobre para los pobres”, a sabiendas de que la libertad a la que tiene derecho la Iglesia católica -y que está en la base de la necesidad de una independencia financiera de sus organismos- es totalmente incompatible con su dependencia económica del Estado. 

Una ONG es precisamente una organización no gubernamental: no puede ser independiente, si depende del financiamiento que el gobierno le asegura. Si es bueno y conveniente que el Estado ayude y estimule la acción social de la Iglesia Católica, no es menos cierto que en un momento en que las entidades eclesiásticas -centrales o periféricas- ya no se sostienen con las ofrendas de los fieles, sino con el patrocinio de organismos gubernamentales y de entidades privadas, la Iglesia se ve obligada a seguir las líneas dictadas por quienes le permiten existir y operar.

La dependencia económica de la institución es posible por la corrupción y el chantaje de sus dirigentes, porque si la Iglesia Católica estuviera gobernada por buenos pastores incorruptibles y no chantajeables, nunca aceptarían esclavizarla a los intereses de un poder abiertamente enemigo de Cristo, ni se dejarían comprar por sed de dinero o ambiciones profesionales. Por eso es indispensable que la institución a corromper sea a su vez gobernada por corruptos; Y esto se aplica indistintamente para la esfera civil y la eclesial.

Para confirmar esto, basta recordar el efecto escalofriante que tuvo la amenaza de revocar mil millones de dólares de financiamiento a Ucrania -denunciada por el propio Joe Biden- para detener la investigación de la Fiscalía General sobre su hijo Hunter.

DiA: Estamos hablando de una red institucional -manipulada por el  Estado profundo angloamericano- que durante décadas ha pagado en secreto a miles y miles de organizaciones, asociaciones, periodistas, políticos y otras figuras públicas para que mientan descaradamente a miles de millones de personas, creando una narrativa distorsionada para inducir a la población a aceptar, bajo amenaza de catástrofes y emergencias inminentes, lo que nunca habrían aceptado en condiciones normales. Usted ha hablado del vínculo de intereses y complicidad entre el Estado profundo y la Iglesia profunda desde 2020, y hoy las noticias sobre las interferencias de la USAID y de otras agencias gubernamentales en la política de todo el mundo occidental confirman la veracidad de sus palabras. ¿Cuáles son las implicaciones que podemos sacar de todo esto?

CMV: La primera realidad innegable, por terrible e impactante que sea, es la complicidad de la Iglesia bergogliana con el sistema criminal organizado por la élite globalista: debemos tener en cuenta que la traición de los gobernantes contra sus conciudadanos se refleja en la traición de los pastores hacia su rebaño. Esto coloca a toda la clase dirigente al servicio de la élite en una condición de ilegitimidad -incluso diría yo: de alta traición– sobre la que se debe hacer justicia.

DiA: El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS, por sus siglas en inglés) recibe de USAID y de otras agencias federales más de 35 millones de dólares anuales sólo para la sede de Estados Unidos.

CMV: Si los recortes decididos por la administración Trump implican efectivamente la  interrupción total de la ayuda humanitaria de estas entidades pseudo-caritativas, esto significa también que los fieles no las aprueban ni las apoyan en lo más mínimo. Si esto es cierto, me parece que la línea ideológica impuesta a los ciudadanos por el Estado profundo y a los fieles por la Iglesia profunda ha demostrado ampliamente su índole tiránica.

El actual presidente de la CEI, Matteo Zuppi, comprenderá pronto que esta obstinación de los obispos en apoyar a las franjas extremas del  progresismo woke -empezando por la Comunidad de Sant’Egidio- les ha distanciado totalmente de los católicos normales, despertando en ellos un comprensible disgusto. Del mismo modo que el anuncio de Bergoglio en el Ángelus dominical de Che tempo che fa, donde un Fabio Fazio a sueldo acaba de celebrar al criminal Bill Gates presentándolo como un benefactor de la humanidad,  deslegitima aún más al Papado.

DiA: También hay cientos de millones de dólares para las “iglesias evangélicas”, siempre con los mismos propósitos.

CMV: Prelados y “obispas” bergoglianos, como la episcopaliana Marian Budde de la Catedral Nacional de Washington, se muestran de acuerdo en dos puntos: la apostasía en las cuestiones de Fe y la codicia de dinero y poder. Su ecumenismo está motivado en última instancia sólo por el deseo de repartirse el botín, y frente a esto todos los dogmas de la Fe pueden ser cambiados. Nos hablan de la pobreza incluso desde los púlpitos –reelaborando  en clave pauperista el lema No tendrás nada y serás feliz, de Klaus Schwab– y se convierten en cómplices de quienes nos hacen pobres con especulaciones y fraudes escandalosos, y mientras tanto lucran descaradamente con la miseria y las crisis que provocan. De este modo, mientras los fieles estaban aterrorizados por la propaganda psicopandémica y no podían ir a Misa si no estaban vacunados, la Santa Sede recibió generosas donaciones de las BigPharma para celebrar sus conferencias en el Vaticano, y Bergoglio se improvisó como vendedor de vacunas dañinas y mortales, producidas con fetos humanos abortados, con el placet del ex Santo Oficio dirigido en ese entonces por el jesuita Luis Ladaria. Un acto de amor, dijo Bergoglio, mientras Melinda Gates abría una cuenta en el IOR. Mientras tanto, Bergoglio ya hablaba de la “Madre Tierra” -casualmente, la Pachamama-, de los “pecados contra el medio ambiente” y de la urgencia de pasar a las energías renovables. 

La prostitución moral de estos personajes no retrocede ante nada, si hay dinero en juego: en Estados Unidos hay más de 150 clínicas “católicas” que realizan cirugías de transición de género (mutilación genital) financiadas por el gobierno, y sólo Dios sabe cuánto dinero se llevaron los hospitales católicos durante la farsa psicopandémica, para matar a los pacientes con terapias letales,  o para inocular un suero génico mortal o gravemente incapacitante. Por otro lado, por cada “vacuna” suministrada había un bono que alentaba y legitimaba cualquier aberración: así ocurrió en todas partes, con un solo guión bajo una única dirección.

DiA: Es inútil decir que estas actividades no tienen nada de católicas, y que el apostolado, la predicación, la instrucción religiosa, el cuidado de las almas y la celebración de los sacramentos son la menor preocupación de estos mercaderes del templo.

CMV: El financiamiento para la implementación de la Agenda 2030, para  la propaganda woke o para el reemplazo étnico son los nuevos treinta denarios con los que el nuevo Sanedrín globalista paga a estos nuevos Judas para que entreguen no al Señor, sino a Sus fieles, Sus ministros, Su Cuerpo Místico. Y como Judas Iscariote -a quien Bergoglio propone significativamente como modelo-, también ellos son apóstoles, aunque renegados, pero siempre en una “sucesión apostólica” ideal con el mercator pessimus.

Sin embargo, un hecho es claro: todos los puntos programáticos que los correos electrónicos del asesor de Hillary Clinton, John Podesta, esperaban como reformas de una “primavera de la Iglesia” se ejecutan servilmente en la acción de Bergoglio y sus acólitos. Espero sinceramente que el nuevo director de la CIA quiera verificar la existencia de un plan del Estado profundo  para la eliminación de Benedicto XVI con el fin de tener un emisario de la élite de Davos en el Trono de Pedro.

DiA: Excelencia, ¿cómo se puede salir de este callejón sin salida de corrupción y conflictos de intereses? 

CMV: Humanamente hablando, es difícil pensar en una salida pacífica y, sobre todo, a corto plazo. Me parece claro que la sociedad occidental ha alcanzado ahora ese nivel de decadencia que habitualmente preludia la decadencia de una civilización. Ya ha ocurrido en el pasado, por ejemplo con Roma, cuyo imperio se disolvió a causa de la corrupción y de los vicios de sus líderes. Se diría que el rol de Occidente está agotado, al menos de este Occidente apóstata y rebelde. Pero la Iglesia católica no sigue las dinámicas de un reino humano y tiene una misión divina -y una asistencia divina- que le permite afrontar incluso la passio Ecclesiæ ya iniciada.

Esta conciencia no debe llevarnos ni a considerar a la Iglesia como una sociedad meramente humana, ni a atribuir a la Iglesia, que es santa, los pecados de los que están manchados sus indignos ministros. El mal que vemos a nuestro alrededor debe ser denunciado y combatido, pero siempre con la convicción de que la Esposa del Cordero, por muy humillada, por muy desfigurada que esté por sus verdugos, sigue siendo la única Arca de salvación en este mundo.

 

Traducción al español por José Arturo Quarracino

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